Actualmente se está en la
era de la tecnología y la información, los dispositivos electrónicos e
inteligentes cada día se van abriendo paso en el mundo y tomando mayor poder y
relevancia en el diario vivir de las personas, el avance tecnológico y
científico acelerado de la época ha traído grandes beneficios y optimizado gran
cantidad de procesos, entre los que destacan las comunicaciones, el internet,
los dispositivos móviles, las tablets, computadores, entre otros; no obstante,
cada nueva herramienta, requiere y demanda un uso adecuado que permita el
aprovechamiento del recurso de forma racionada y disminuya los efectos adversos
latentes de la accesibilidad y facilidad de uso que estos poseen.
Un uso inadecuado de la
tecnología puede llegar a repercutir negativamente; en los niños y adolescentes
toma mayor relevancia, ya que son población que modela características propias
de vulnerabilidad según el ciclo de desarrollo en que se encuentran.
Èlia
Pons refiere que, En general, los niños y adolescentes son una población
especialmente vulnerable para desarrollar una adicción a internet, redes
sociales o los videojuegos, porque su cerebro aún se encuentra en proceso de
desarrollarse y que las pantallas están cada vez más presentes en todo el su
entorno. (2020, p. 6)
Actualmente, frente a la
situación sanitaria mundial, el uso de dispositivos móviles, tablets y
computadores se incrementó en la población escolar, ante lo cual, según
factores de riesgo y circunstancias situacionales ha generado diversas
problemáticas tales como un incremento del uso de redes sociales y videojuegos,
observándose fenómenos tales como, desmotivación por el estudio y el logro
académico lo cual repercute en el fracaso escolar, disminución de la
interacción social entre pares, irritabilidad, comunicación no asertiva con
figuras de autoridad, inestabilidad en patrones de sueño, entre otro; frente a
ello se han realizado diversos estudios, cabe destacar:
Los de (Castellana, Sánchez-Carbonell, Graner y Beranuy, 2007; Echeburúa y De Corral, 2010; Ruiz-Olivares, Lucena, Pino y Herruzo, 2010; Viñas, 2009; Widyanto y Griffiths, 2006) hacen énfasis en el potencial uso inapropiado de la Red y sus consecuencias entre los más jóvenes, así como en el impacto psicológico y conductual que este puede provocar las alteraciones comportamentales, la pérdida de control, el sentimiento de culpa, el aislamiento, los conflictos familiares o el descenso en el rendimiento académico son solo algunas de las consecuencias perniciosas destacadas por los investigadores. (Como se citó en Rial, A., Gomez, P., Brana, T., Varela, J., 2014, p. 4).
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